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miércoles, 7 de julio de 2021

Falda de niña sin patrón.

 Confeccionar una falda para una niña es una labor de costura de lo más sencilla que nos podemos plantear. Simplificando su estructura, se trata de un rectángulo, al que sólo hay que hacerle los dobladillos. 
 Al ser un corte lineal procura escoger una tela con muchos dibujos o de rayas. Las telas lisas no se aconsejan para este patrón. Yo he utilizado una tela de motivos de costura que mi cuñado me compró por ser mi amigo invisible en Navidad.

 Para hacer la falda necesitas dos medidas de la niña: su contorno de cintura y el largo de falda (de la cintura a la rodilla).
 La elaboración SIN PATRÓN de esta prenda es la siguiente:

 A partir de una tela de 1,5 m de ancho, cortar un trozo que mida el largo de falda más 3 cm para la cinturilla y más 10 cm para el dobladillo del bajo.
 Al ser una falda adaptable, es mejor dejar bastante dobladillo para ir bajándolo conforme crezca la niña. Y mientras tanto, le da peso y cuerpo a la falda.


 Remallar los extremos horizontales del rectángulo, o marcar un zig zag a la máquina de coser.

 La falda queda doble por delante, por lo que se marca la medida de medio contorno de cintura (más 2 cm de dobladillo) en los extremos del rectángulo.


 En la parte central del rectángulo coser a la tela un trozo de elástico que mida unos 5 cm menos que medio contorno de cintura. Será la parte que quede en la espalda.

 Coser el dobladillo de los lados sin elástico de igual tamaño que el elástico para formar la cinturilla.

 Remallar y cerrar los extremos del rectángulo con un dobladillo de unos 2 cm. 
 Marcar el bajo a 10 cm y coser a la máquina.
 Superponer las dos piezas del delantero, sujetándolas con un corchete en la parte interior y un automático en la parte exterior. Esta última se puede adornar con un botón.

 ¿Nos vamos de paseo? Ange ya está vestida...

jueves, 14 de septiembre de 2017

Ropa infantil de verano (4).

  Cuando nuestros niños ya están morenitos por el sol, lucen mejor la ropa de verano de colores claros y fuertes, y, sobre todo, destaca su piel si visten prendas de color blanco. 

 El ambiente de mar que hay en estos meses también llega a la ropa que usamos, de texturas más ligeras y con adornos marineros. Y no sólo predomina el azul. Los conjuntos marineros en rojo combinado con blanco son bastante llamativos para pasear por las tardes. 

Detalles marineros en rojo.

 En esta época se utilizan tejidos ligeros, con el algodón como principal componente, siendo las viscosas y batistas las más apreciadas. Esta última es la que se ha empleado en la confección de este conjunto marinero para niño y niña. 


 La cinturilla del pantalón se ha cosido con hilo rojo, al igual que el borde del bolsillo del vestido. La amplitud del vestido se consigue, además de con la forma inclinada del patrón, con aberturas laterales que coinciden con la costura, y que se han marcado con el biés rojo que delimita el bajo. Las tirantas se hacen continuando con el biés que bordea la sisa. En la espalda se abre una solapa con dos botones rojos.

¿Inspiraremos en La Pantigana?


domingo, 3 de septiembre de 2017

Un kimono para Mamá.

 Se ven desde hace unos veranos, pero este año los kimonos destacan más por las telas con las que se han confeccionado. ¿Y quién no tiene un kimono? Pues pensándolo bien... mi Madre no luce ninguno. Así que decidí hacerle uno por su cumpleaños.
 No es el primer kimono que hacemos en este Taller. Son muchas las ocasiones en las que hemos sacado del armario un kimono de otro estilo.

 En general, un kimono tiene mejor movimiento si está hecho con una tela ligera, y con el calor que nos ha tocado este año era casi obligatorio buscar una tela que además fuera fresca. Por eso elegí una viscosa estampada en azul, con un dibujo sin dirección para que el patrón sea más sencillo, sin costura en los hombros.

 En este diseño, el corte es crucial. Recordad que los tejidos de punto no se deshilachan, por lo que no tuve que marcar ninguna línea. Sólo hay que cortar el diseño con las tijeras, dejando 1 cm de márgen para el dobladillo.

 La pieza de tela medía 1,60 m de largo y 1,50 m de ancho. La parte lisa de la tela estaba siguiendo el borde de la pieza, y las flores pequeñas quedaban en el centro. Utiliza una camiseta de tu talla para dibujar las mangas. 

 En el siguiente dibujo se pueden ver los pasos a seguir en la confección del kimono. Seguro que a alguna ya se le ha ocurrido este sencillo método.


 Coloca la tela en tu superficie de trabajo con el derecho de la misma hacia arriba. Dóblala por la mitad dejando el derecho en el interior. Dóblala de nuevo colocando las esquinas inferiores sobre las superiores. Coloca la camiseta doblada por la mitad a lo largo sobre la tela para dibujar el hueco de las mangas, y corta las cuatro telas iguales. 
 Desdobla dos de las cuatro telas. Sobre uno de los lados, dibuja y corta la abertura delantera hasta casi la mitad del largo de la tela. Desdobla la tela y dóblala hacia el otro lado, dejando revés con revés. Cose los laterales, los huecos de las mangas, y también todo el contorno. 
 Para un acabado más profesional, después de cortar el patrón, sitúa la tela derecho con derecho, y remalla y cose las costuras por el revés en vez de hacerlo por el derecho.
 Para los huecos de las mangas y el contorno hemos utilizado el pie de máquina de dobladillo rulote.

 Y el resultado es...



¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MAMÁ!!

Espero que guste en RUMS.

viernes, 16 de junio de 2017

Ropa infantil de verano (3),

 Para aprender a coser hay que empezar por algo sencillo, porque hasta hacer un simple cojín tiene su historia. Si tienes la suerte de poder vestir a una niña, es una muy buena manera de iniciarte. La verdad es que una niña va a lucir lo que le pongas de una forma espectacular. Y te va a dar la ilusión que necesitas para seguir creando modelos.

 Elige un patrón sin complicaciones, preferiblemente de una pieza, y combínalo con una tela vistosa. Será un éxito seguro. Y si quieres un proyecto más fácil todavía, mide el contorno de su pecho y con el doble de esa medida, y el largo que te guste para ella, obtienes un rectángulo que será el vestido. Frunce el escote y déjalo abierto por detrás. Añade las tirantas y ya está terminado. Fíjate en estos ejemplos :

Vestido estampado de flores, fruncido en el escote y con coletero a juego.

Vestido o camisón en batista blanca con bordado y festón en el borde, con pliegues en el pecho. Pañuelo rosa reversible para el pelo.

  Con esta idea de verano, nos vemos en Menuda Inspiración.



sábado, 13 de mayo de 2017

Funda para la máquina de coser.

 Que me guste la costura, las telas y los hilos no es casualidad. En casa siempre ha habido mucho movimiento de estos materiales. Y el llamado "armario de la costura" era para mí como el escondite de los tesoros, que, cuando mi Madre lo abría, yo no quería que se cerrara nunca. Deseaba tocar todo lo que en él se guardaba, meticulosamente ordenado, y dejarlo siempre así, para encontrarlo en la más estricta secuencia de tamaños y colores. 
 Así, marcada desde pequeña, el tener un sitio reservado para coser era una prioridad para mí. Es el espacio de los sueños, donde duermen y se hacen realidad. Así que debe ser acogedor, limpio y confortable.
 Mi Madre lo ha tenido en cuenta aún cambiando de casa. Presidido por la máquina de coser, dibujó el boceto de un armario de madera hasta el techo, preservando su espacio de costura. Yo examinaba con detenimiento la nueva ubicación para su máquina de coser, hasta que, oh horror, decidió cubrir tan preciado tesoro con un escueto trozo de tela que hacía caer estrepitosamente la magia de aquel momento. Fue en ese instante cuando me sentí en la obligación de hacerle una funda para su máquina.




 En realidad, se trata de un proyecto muy sencillo, basado en tres rectángulos. Dos de ellos serán iguales (en adelante, A es el delantero y B es el posterior). El tercer rectángulo, de mayor longitud, servirá de unión entre los dos que son iguales (en adelante es C). El tamaño de los rectángulos dependerá de las dimensiones de la máquina de coser.









 Situar el rectángulo B con el revés hacia arriba y unirlo por los laterales y la parte superior al rectángulo C.  En tejidos con dibujo tener en cuenta que éste coincida, y hay que prestar más atención si se trata de un dibujo a rayas. Remallar y coser.






 Para redondear las esquinas, girarlas provocando dos pliegues en los rectángulos A y B, sobre el rectángulo C.













 Coser los laterales del rectángulo A y después unirlo al rectángulo C sólo por la parte superior. De esta forma, el rectángulo A se levantará completamente y dejará ver la máquina.











 Para finalizar, remallar y coser todo el bajo por igual, teniendo en cuenta la altura de la máquina.  



Así quedó la funda de la máquina de coser antes que la viera Mamá.
 ¡Era una sorpresa!
FELIZ DÍA DE LA MADRE


 Si queréis ver más labores para el Día de la Madre se publicó una entrada especial.




viernes, 5 de mayo de 2017

Traje de gitana de niña.

 La expresión de nuestras tradiciones se refleja viviéndolas cada año y, sobre todo, enseñándole a nuestros hijos que somos así, y que ellos serán los responsables de que sigamos siendo así. En Andalucía tenemos el buen genio de mantener nuestra historia con convencimiento, de permitir que nuestros sentimientos nos rebosen los ojos de emociones, y de saber ser uno solo en nuestro particular repique de palmas. Se nos llena el pecho hablando de nuestra ciudad, y es lógico que así sea. Por eso, es de lo que más hablamos cuando no dudamos en poner a prueba nuestro quejío más conocido: las sevillanas. 

 "... Impresionante, Sevilla es impresionante, Sevilla es de otra manera. El delirio, plena y arte, lo mejor de España entera".

 Y si con la Semana Santa no quedó claro, para confirmarlo, nuestra Feria de Abril. Ya es una ciudad bonita, pero imagínatela con una luz única, resaltando todos los colores y llena de alegría. Mi sobrina Ange ensalza los mismos adjetivos. No hay una sevillana más guapa y más feliz en todo el Real.



 No pocos quebraderos de cabeza me dieron esos pequeños volantes. Era el segundo traje de gitana que hacía, pero esta vez sin una prueba posible.



   

  La combinación entre telas en tono gris perla, donde predomina el estampado en lunares blancos, permite acompañar a este traje infantil de un mantoncillo de cualquier color, pero buscando aquél que centre la atención, para eliminar la sobriedad del color gris. En este caso, hemos elegido un rojo brillante para confeccionar a crochet pequeños círculos que, unidos y flecados, permitieron vestir el mantoncillo cruzado, como es habitual en la indumentaria para niñas.


 Después de unas semanas taconeando sólo por casa, disfrutando como una princesa, es mejor prevenir con unas medias finitas con lunares grises y lacitos.

¡¡Y nos vamos a la Feria!!

      
   




Y después de la Feria, nos vamos a Menuda Inspiración.

viernes, 28 de abril de 2017

La máquina de hacer punto de abuela.

 De las historias que se han contado en casa, las que más me han fascinado siempre han sido las que recordaban cómo se habían hecho ciertas labores. Abuela Nati siempre estaba haciendo alguna. Nos dejó en herencia que cuando se terminaba algún trabajo había que rezar el "Bendito y Alabado". Se lo he visto hacer a mi Madre mil veces, y yo también lo hago, mientras observo mi obra con satifacción. Abuela tenía una habilidad especial para transformar telas e hilos. Le daba la vuelta a un traje de chaqueta de caballero y se hacía una chaqueta y falda para ella, con un corte que ni soñarían las modistas de la época. Y no sólo cosía, sus bordados eran dignos de museo. Obtenía las telas del lugar más insólito, como aquel mantel bordado a partir de la manga que medía el viento en el aeropuerto de Córdoba. Del dibujo a bordar se encargó Natita, convertida hoy en Tía Mari Naty. "Natita, deja ya el lápiz, que luego hay que bordarlo...". Costura, bordados, crochet, punto... Era tal la versatilidad de esta mujer adelantada a su tiempo, que no había técnica que se le resistiera. No tuvo ninguna dificultad a la hora de trabajar con una máquina de punto, ya moderna en aquel entonces. Esta joya la siguió por las distintas casas en las que vivió, para después descansar durante más de cuarenta años recogida en su maleta. Después de oir hablar tanto de ella no podía ni soñar que yo la haría viajar de nuevo a otro destino.

 Cuando Tía Pilar me la ofreció no dudé ni un momento que la quería, sin tener ni tan siquiera una imagen de lo que estaba aceptando. Al ver la maleta, me impresionó su tamaño. Más de un metro de largo por apenas veinte centímetros guardaban un trocito de historia, de nuestra historia. Nos daba miedo o respeto abrir esos pestillos, y lo hicimos lentamente. 


El interior desconcertaba. A un lado, varios tubos metálicos, piezas y accesorios se distribuían desordenados a lo largo de la maleta. Pero mi interés estaba en un trapo arrugado en un extremo y en una libreta que quedó aprisionada debajo de los tubos.


 En la otra mitad de la maleta, quedaba el verdadero instrumento con el que conseguir perfectas labores de punto, casi a la altura de las industriales. Y aún conservaba la funda de plástico original, que lo preservaba del inevitable deterioro que los años querían hacer sobre este equipo, y que sólo consiguieron actuar sobre la ahora delicada maleta.


 Tía Pilar, conocedora de lo que allí había, cogía con soltura las piezas, las mostraba y las nombraba, mientras yo buscaba ansiosa la letra de abuela en aquella estropeada libreta. 


 En estas circunstancias se hace verdad que todo depende de los ojos con los que lo miras. Mientras otro la tiraría a la basura, yo era capaz de abrazarme a aquella polvorienta maleta, con riesgo de terminar totalmente desaliñada.




 Ya no sabía a qué sentimiento escuchar cuando apareció Tía Pilar con el tan necesario libro de instrucciones, con hojas sueltas en su interior. Y en esas hojas, vuelvo a contener la respiración al recordarlo, se mezclaban la letra de abuela, de Tía Carmen, Tía Pilar... con los datos de las prendas a realizar y los nombres de mis primos mayores, incluso de mi Madre, que lucirían esas prendas. Cuántas tardes de conversación habrán escuchado esos trazos...





 Cada entrada que escribo contando las cosas de casa, recuerdo cuando empecé con este blog y Tía Mari Naty me dijo que iba a escribir la historia de la familia... ¿se puede acertar más?

 Son muchos los que me ven capaz de poner esta máquina en marcha de nuevo. Otra rubia de ojos claros pasando los peines de lado a lado. Sin duda, es un trabajo delicado que hay que estudiar con detenimiento. ¡Prometo intentarlo al menos!

martes, 18 de abril de 2017

Un año de Blog y 33.000 visitas.

  Ayer hizo un año que empecé a escribir este blog para enseñar los que yo considero mis tesoros; compartiendo mis creaciones de una forma distinta, llegando donde físicamente sería imposible. Intentando explicar cómo lo he hecho, según mi forma de verlo, sin pensar que fuera la correcta o la única, fui regalando ideas para que otros las repitieran. Me convertí en la administradora de un ritual semanal sin intención de desprenderme de este compromiso que con lealtad firmé en el aire, buscando dar lo que no sabía que podía llegar a dar. Los números fueron subiendo, y con ellos gané una sonrisa de satisfacción. 



 Al ir pasando los meses, las opiniones se tornaron en críticas. Mi pasión casi consigue que me abrazara un grillete, pero el síndrome de Estocolmo floreció en mí con tanta furia que siempre negaré que dejé de controlar la situación. Sin anuncios, sin economía. Ni siquiera me planteé buscar una excusa para seguir, y sin saber si las visitas leían o tan sólo veían las fotos.

 Y fue cuando decidí publicitar mi marca en el que llaman el mayor escaparate del mundo, dispuesta a aguantar la lluvia negra más envidiada por las Escrituras. Busqué a las maestras, fuera y dentro de la red, busqué la perfección que siempre he querido para mis trabajos, busqué sólo hablar de hilos, persiguiéndolos con un exagerado instinto felino, y aprender, olvidando los vicios que yo misma había creado y que me impedían, sin saberlo, lograr una labor de museo.

 Esta desmelenada ilusión por cada entrada me ha sido devuelta en más de 33.000 visitas a mi pequeño rincón. Gracias a todos los que habéis venido con curiosidad, que también es felina, y que nos mueve hacia nuestros sueños, y a los que habéis comentado, sobre el papel y en el aire. Aquí sigo, abrazada a mi dedal de plata, mi bandera, junto a la que voy a seguir enseñando todo el material que queda por sacar de los cajones de mi casa.

 ¡Os espero en la siguiente entrada!




viernes, 10 de marzo de 2017

Una estola de seda con flecos para Merche, mi hermana.

  
 Aunque no nos parecemos en nada, hemos llegado hasta a disfrazarnos de gemelas. Vestir igual que mi hermana era casi un diario cuando éramos pequeñas, a veces ella de rojo y yo de azul. Siempre pensé que mi color favorito era el azul, pero me he dado cuenta que es el rojo, porque es el color que solía estar viendo. Con ella me pasa lo mismo: es lo que solía estar viendo...
 En casa todo era doble, mis cosas a la derecha y las suyas a la izquierda, como buena zurda. Quién le iba a decir que seguiría con esa costumbre al tener un hijo zurdo.
 Recuerdo tardes jugando y lo poco que le gustaba recoger los juguetes. Recuerdo que se comía mis chucherías, pero me ayudaba gritando las dos a la vez desde la cama para que alguien encendiera la luz del pasillo y poder ir al baño. No dudaba en defenderla en el colegio, será porque siempre le he sacado un palmo. Qué palizas nos dábamos con el elástico. Nos sabíamos todas las canciones y los bailes que las acompañaban. Ella era la artista y yo el público. El equipo perfecto hasta que quise grabar en una cassette mi adivinanza y me pisaba el final. Y lo que quedó grabado fue un inolvidable "¿Te quiés callá, Meche?" con mi pequeña voz ronca. Ella era la estrella del festival de fin de curso del colegio, y a mí me horrorizaba subir al escenario a recoger el premio por un breve cuento que había escrito.
 No necesitamos nunca terminar un chiste para que la otra se riera. Hemos sido "gamberras", ya no tan niñas, hasta en el dentista, fingiendo que no nos conocíamos y peleándonos por una revista que a mí, la verdad, no me interesaba. Lo que no hemos roto de pequeñas lo rompimos de mayores con un balón. ¡Pero qué cisne de porcelana más feo! Compinchadas con una mirada, adivinando lo que le pasaba por la cabeza a la otra, como siamesas. Con los dni consecutivos, ella primero, por supuesto. Sólo le gané el liderazgo en el carnet de conducir, inolvidable heroicidad. Nunca hemos necesitado un motivo para que, de repente, haya fiesta. Lo que nos costó bailar sevillanas juntas en la misa rociera de la patrona del colegio, ¡pero queríamos! Llevábamos la alegría con nosotras. Casi quemamos el timbre de la casa de nuestros abuelos. Volvimos loco al gato que tuvimos. Y me extraña que nuestra Madre no desesperara con nuestras diferencias, porque diferentes lo éramos y lo somos, y mucho. Harta de nuestras historias, su primer impulso fue poner las camas en dormitorios separados, y su segundo impulso, volvernos a juntar. La guerra por la ropa del armario parecía no acabar nunca. Y, aunque ella nació un año antes, ya hemos quedado que la hija mayor soy yo, pero siempre con la idea de que teníamos la misma edad, sin ser conscientes de qué edad era.
 Qué fácil era terminar la discusión manchándote las gafas con los dedos de saliva, aunque no creo que nos quede una verdad que decirnos a la cara. Quizá por la distancia que piensas que nos separa hemos bajado la intensidad del fuego. Yo no creo que exista esa distancia, y no necesito llenar la casa de fotos que me lo recuerden. Y si las llamadas de más de cuatro minutos te aburren, te aguantas y esperas a que termine de decirlo todo; no disimules fingiendo que no te importa para chincharme.
 Eres la única que se olvida de las palabras cuando te preguntan por mí, capaz de esconder mis innumerables defectos en un cajón, y nombrarme como parte de la solución a tus problemas. Soy la carta que falta en tu baraja para empezar a jugar, y estás pensando, igual que yo, en la sota de bastos.
 Mis cosas siguen a la derecha, porque vivo con un zurdo otra vez, y sigo pensando doble. De hecho, compré los materiales para hacerte este chal a la vez que los del mío. ¿Cómo voy a tener yo uno y tú no? Y aquí lo tienes...


































¡¡CUMPLEAÑOS FELIZ!!



viernes, 3 de marzo de 2017

Ropa infantil de invierno (3).

 Pronto será primavera y queremos vestir bien a nuestros pequeños, y con telas que tengan forma y que no sean muy gruesas. ¿Alguna vez has trabajado con pana fina? Por sus especiales características es el tejido que estabas buscando, con las ventajas de estar cosiendo algodón, sin la soltura de una batista. El propio dibujo de la tela permite elegir un diseño de patrón muy sencillo.


 Al ir conjuntados, y en la mañana del Domingo de Ramos, era difícil que no se volvieran a mirar a mis dos chiquitines, que empezaban a andar hace dos días.




 El pantalón fue confeccionado con el patrón de una mitad, sin costura lateral, con frunce en la cintura. El interior precisó de un forro en el mismo color para despegar la prenda y ceder movimiento.



 Adornamos las prendas con botones metálicos color plata, confiriendo un estilo austriaco. Para el cierre de la falda utilizamos cuatro, y uno para adornar la cinturilla del pantalón.



 La falda no necesitó patrón. Se trata de un rectángulo cuyos extremos se superponen en la parte delantera. La cintura se remató con una cinta de color acorde a la tela. El cierre se basa en un juego de corchetes en la cintura, embellecido por un botón, seguidos en vertical por dos botones con ojal y un cuarto botón sin ojal, como adorno. Conforme nuestra pequeña necesite más amplitud, sólo habrá que ir moviendo los botones sobre la tela inferior, y los ojales permanecerán en la tela superior.




 Es imprescindible aportar vuelo al contorno inferior de la falda, que dará más libertad al caminar. Este vuelo se consigue gracias a unos tablones situados en la parte de atrás de la falda, y que quedan sujetos por la cinta de la cinturilla. También hay que resaltar la acción del forro despegando la falda del cuerpo o de posibles leotardos.



     






 A pesar de dejar un generoso dobladillo para cuando sea necesario alargar la falda, nos sobró tela con la que haremos varios coleteros y terminar así el conjunto.






 Este conjunto es candidato a Menuda Inspiración.