sábado, 1 de julio de 2017

Bordado mallorquín.

 Aunque mis ojos se vayan siempre hacia los encajes, a veces, me apetece coger la aguja corta y hacer algún bordado. Como casi en todas las ramas de la artesanía de los hilos en las que me he aventurado a trabajar, he tenido que buscar yo sola las bases de la realización, bien con un libro o con trabajos ya acabados, descifrando si estaban hechos a mano o a máquina. Aunque haya quien opine que buscar culpables es reflejo de una incipiente cobardía, esta tendencia que poseo de ir cambiando de un método a otro está influenciada por las revistas multidisciplinares, donde se presentan ejercicios de muy diferente ejecución, en admirables encuadres fotográficos. Esas páginas que ofrecen los recursos básicos para obtener tan admirables resultados ponen en marcha todos mis sentidos y me incitan a probar nuevos caminos en mi Taller.
 En algunas ocasiones, mi osadía por iniciarme me ha conducido a un estrepitoso batacazo, pero mi próximo objetivo tenía una característica que podría camuflar mi intromisión en cuanto a técnica: la combinación de colores. Distraer la atención en un resultado más artístico podría dar lugar a un exitoso trabajo, a pesar de algún error en la realización. Y si hay una labor de hilos con aguja corta que destaque por colorista, esa es el bordado mallorquín.



 Cruces de hilos, motivos geométricos y la convivencia de vivos colores en pocos centímetros son el patrón que se repite en telas de algodón, normalmente de color blanco, y en piezas más modernas, azul pavo, rosa y amarillo suave. Retorcidos zarcillos cuelgan de flores llenas de movimiento, recordando la naturaleza que los ha inspirado.



 El sol del Mediterráneo se vale del mercerizado del hilo para aumentar su brillo sobre curvas y rectas intercaladas en un típico diseño de recuerdo veraniego. Destinados a ropa de hogar para baños y dormitorios, algunos cojines e impresionantes manteles, bordar estos versátiles diseños es rodearse de la luz y la alegría del sur de Europa. Aquí se justifica la forma de ser y de vivir en esta zona. Yo pertenezco a ese grupo que puede cantar fielmente "... si yo... nací en el Mediterráneo..."


Juego de servilletas adornadas con bordado mallorquín, para el ajuar de mi hermana Merche.

 También es frecuente en los últimos años encontrar vestidos, faldas y pantalones adornados con tan singular bordado en sus remates, acompañado, para las más exigentes, de llamativas vainicas que sujetan el dobladillo de las prendas.


2 comentarios:

  1. Te atreves con todo tipo de labores, no tienes límites y eres capaz de hacer todo lo que te propones. Eres única

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  2. Te ha quedado precioso; soy una gran admiradora del bordado mallorquín.
    BESICOS.

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