viernes, 20 de enero de 2017

Bordado sobre tul. Toalla para Mamá.

 No hace mucho, cuando nuestra niña pasaba a ser una jovencita, se empezaba a preparar su ajuar de novia, con toda la ropa necesaria para su futura casa, es decir, mantelerías, pañitos, cortinas, sábanas, colchas, toallas y todo aquel textil que se precisara para el uso o el adorno en el nuevo hogar, y que se pueda elaborar con hilos y agujas de diferentes categorías.

 Eran tiempos de primores, de labores en las que no se apreciaba el avance en horas, sino en semanas. Interminables trabajos llenos de dedicación, paciencia, destreza y habilidad. Al igual que en otras costumbres, la realización de estas admirables maravillas ha ido cambiando de estrato en la sociedad. Esa imagen, que ya nos anunciaban en la mitología, de una bella mujer, exquisitamente vestida, relajada por la ausencia de preocupaciones, situada junto a un gran ventanal, bordando o tejiendo sólo por el placer de hacerlo, se ha transformado en una mujer cómodamente vestida, actuando con brío y prisa, casi jadeante, realizando con frenesí labores que le servirán de sustento. 
 Este cambio justifica que, cuando llega el momento de decidir hacer una labor en nuestro tiempo libre se escogen proyectos de elaboración rápida, para conseguir resultados igualmente rápidos. 

 Sin embargo, algunas artesanas preferimos tener una labor algo más "intensa" que reúna la satisfación de varias labores rápidas. En esta línea se sitúan los trabajos de bordado sobre tul. Para que éstos transmitan sentimientos, primero hay que expresar en ellos una verdadera maestría, y este gesto sólo se consigue con la resignación de saber que su final no está ni mucho menos próximo; si bien no hay que olvidar que la agilidad en el proceso de una labor está sumamente condicionada al grado de conocimiento del arte que se ejecuta.

 Debido a la calidad del producto obtenido, el fin al que se proyecte ha de ostentar el mismo nivel. En este caso, se trató del regalo para el Día de la Madre. En un lateral de su baño, mi Madre había situado un elegante toallero de pie en hierro forjado en el que solía exponer diferentes toallas de hilo de su ajuar. Por su situación, era imposible no acceder a la estancia sin fijarse en tan apreciado complemento. Así adquirí la idea de hacerle una toalla como si de su ajuar se tratase.

 Alrededor de la flor que tanto le gustó en Mi primer pañito bordado sobre tul dibujé unas ondas con idea de bordarlas a punto entero. La flor está bordada al estilo del punto de flor. Y el fondo está realizado en punto de esterilla. El encaje invade la tela del cuerpo de la toalla en punto de esterilla formando ondas. 
 La base del encaje es tul de algodón en tono beige, sobre el que se bordó con hilo mouliné DMC color ecru.





  El borde de la toalla está adornado con una pequeña puntilla en el mismo tono que el encaje. Ambos contrastan con el cuerpo de la toalla, para el que se eligió tela de hilo en blanco tono lana. Esta mezcla de beige y blanco es muy frecuente en cualquier ajuar antiguo.











3 comentarios:

  1. Si, me encantó la toalla.Cuando la tengo puesta llama la atención a quien viene a casa. A mi que me gustan las labores y que hago algo, es lo que más me gusta de Cristina y lo que veo más difícil de hacer. Me veo incapaz

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  2. Tienes unas manos estupendas y mucha paciencia! Parece realmente antiguo! Y que gusto tener un entretenimiento que te llene tanto!

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  3. Magnífico trabajo.
    Me he quedado boquiabierta, tienes unas manos de oro. BESICOS.

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